Las gotas comenzaron a caer mientras miraba al cielo aturdido. Hace tan solo un minuto el cielo estaba completamente despejado. O eso me había parecido. Me quedé callado escuchando el cristalino sonido del agua rompiendo contra mi cara. Escuchando las palabras que traía el silencio, creí entender todo aquello que se escapaba a mi lógica. Entré rapidamente en mi vieja cabaña de madera buscando refugio y allí estaba ella de nuevo. Por mucho que lo intentaba no desaparecía de mi vida. Salí apresuradamente y me sente a obsevar el lago. Frente al Lago de Constanza se piensa mejor, aunque la lluvia intente entorpecer la labor. Los grandiosos Alpes vigilan allí que nadie se acerque, alzándose imponentes frente a la bulliciosa ciudad de Sant Gallen que al otro lado se erige. Cada día que paso contemplando este paisaje me parece más maravilloso este lugar. Las cosas nunca cambian, se que siempre estarán ahí. Aquí paso horas esperando que el viento me devuelva lo que es mio, aquellos recuerdos que un día me robo.
En cuestión de minutos, empezó a oscurecer y me quede en la más absoluta de las penumbras. Mi alma permanecía aún más oscura que el cielo de aquel cantón suizo. Mi cuerpo, más mojado que el de los peces que por el lago paseaban. Pero no me importaba. No estaba allí para pensar en eso. Me mantuve un tiempo reflexionando sobre mi existencia, la verdad del universo, los arrecifes de coral australianos, el imperio de Alejandro Magno e incluso la migración del pingüino emperador. No conseguía concentrarme plenamente. Me estaba quitando la vida.
Decidido, volví a entrar a la cabaña. Entonces ella ya no estaba y la tempestad cesó repentinamente. Me mantuve horas sentado sobre el banco de roble leyendo los cuadernos que en su día escribí. Encontre todos los sentimientos que ya no encontraba, descubrí todo lo que hasta entonces no había conseguido descubrir. De nuevo devuelto a la realidad, pensé que no debía perder más el tiempo, que tenía que hacer todas las cosas que en su momento no hice. No podía más, tenía que acabar con todo aquello. Y así, me preparé para emprender la que podía ser la aventura más maravillosa de mi vida.
Urko
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Urko soy isa..
ResponderEliminarla xica amiga de Unai q te dejo dormir en su casa si ni siquiera conocerte..pues esa jaja
me gusta lo q escribes..
no me sabia esa faceta tuya..
opino de deberias escribir una novela.. seria mas jodido pero yo la compraria..
bueno un besoo
Gracias Isa, soy Urko, aquel chico amigo de Unai que durmio en tu casa sin conocerte de nada... jajaj
ResponderEliminarCuando tenga tiempo y ganas escribire una novela, es algo que de verdad me gustaria. Encima si ya tengo una compradora...
Un beso!
ksean 2 novelas piluko,,,una cosa,,kien estaba en la cabaña???
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