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Mostrando entradas de 2009

A orillas del lago de Constanza...

Las gotas comenzaron a caer mientras miraba al cielo aturdido. Hace tan solo un minuto el cielo estaba completamente despejado. O eso me había parecido. Me quedé callado escuchando el cristalino sonido del agua rompiendo contra mi cara. Escuchando las palabras que traía el silencio, creí entender todo aquello que se escapaba a mi lógica. Entré rapidamente en mi vieja cabaña de madera buscando refugio y allí estaba ella de nuevo. Por mucho que lo intentaba no desaparecía de mi vida. Salí apresuradamente y me sente a obsevar el lago. Frente al Lago de Constanza se piensa mejor, aunque la lluvia intente entorpecer la labor. Los grandiosos Alpes vigilan allí que nadie se acerque, alzándose imponentes frente a la bulliciosa ciudad de Sant Gallen que al otro lado se erige. Cada día que paso contemplando este paisaje me parece más maravilloso este lugar. Las cosas nunca cambian, se que siempre estarán ahí. Aquí paso horas esperando que el viento me devuelva lo que es mio, aquellos recuerdos q

La noche india

En el mismo momento en el que vió acercarse a aquel misterioso hombre, el miedo paralizo su cuerpo. Completamente vestido de negro, sus ojos sumidos en la penumbra brillaban como el fuego. Reconoció al instante el destello metálico de la pistola que portaba entre sus manos. Las oscuras y peligrosas calles de Calcuta no parecían el mejor de los lugares para pedir ayuda. Corrió buscando un lugar donde esconderse. Nada parecía idoneo para ello en este lugar del planeta. Aún no eran ni las 6 y los puestos del mercado de los domingos empezaban a emerger como surgidos de las entrañas de la tierra. Se agazapó trás unos montones de manzanas, esperando que no le hubiera visto. Al instante una bala las atraveso. Sintió el siseo junto a su cabeza. Se levantó apresuradamente mientras pensaba donde se encontaría ella, en que parte de la ciudad estaría. El único objetivo de su viaje era encontrarla. Fueron sus últimos pensamientos. Una garra afilada atravesó su garganta, segando para siempre su vida

Y el tiempo se paró

Comprobó que aunque realmente no era nada, lo era todo. Sin ella los días parecían vacíos, momentos si esencia, sin sentido. Como aquel verano al que le han robado el sol, aquel mar que se ha quedado sin agua, aquel monte que ha perdido toda su vegetación. Una playa sin arena, una estación sin trenes, una ciudad sin habitantes. El tiempo, objeto de deseo para muchos, se había convertido en un mero trámite, algo que había de pasar con el menor sufrimiento hasta volver a verla. Como un reo condenado a muerte que simplemente espera que llegue su hora. Los minutos pasaban muy despacio. Tanto que las agujas de su elegante reloj de muñeca parecían girar en sentido contrario. Ya nada era como antes. Las estrellas no brillaban igual, los pájaros habían dejado de piar y el color de las flores había palidecido escandalosamente. Aquella fría noche de Noviembre, las calles estaban desiertas. El viento soplaba con una fuerza inusitada, haciendo bailar los árboles al son de sus soplidos. Como si de

La soledad en una noche de invierno

Llegó jadeante a la consulta donde el doctor ya esperaba sentado. Trás un minucioso análisis el diagnostico fue claro: amor no correspondido. Se marchó con la desesperación de quien sabe que ha fracasado. Aturdido, herido, resignado. Desorientado, vagó por las estrechas calles de la ciudad hasta llegar al puerto. Frente al puente se alzaba el viejo faro que iluminaba a ráfagas toda la costa. Se sentó junto a el. Le calmaba observar en silencio la tranquilidad de las aguas. Sin embargo, esta vez no era así. El mar parecía estar furioso con él, no se sentía cómodo. Tampoco sabía que podía haberle hecho. La historia de siempre. Las olas rompían con violencia en las rocas del fondo del muelle. Mientras el agua le salpicaba salando su cuerpo, se paró a pensar en lo ocurrido auellos días. Todo había cambiado de repente, sin saber por qué, sin posibilidad de hacer nada. Como un día que se torna en noche sin conocer la razón. Nada de lo vivido hasta entonces con ella tenía más valor del que ti